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Cuando tu profesión es tu vocación
La profesión y la vocación pueden ser caminos que convergen o que divergen. Es importante entender cada uno de esos términos para descubrir cuándo y dónde convergen, si es que lo hacen.
Profesión
Es la actividad laboral que desarrollas. Has aprendido unas habilidades para ello y pones en juego un bagaje de conocimientos para llevarla a cabo. La profesión es aquella que te da de comer. Generalmente ocupas tu vida laboral con tu profesión, por lo tanto, profesión y trabajo van juntos. Tu profesión puede ser muy chula pero tu trabajo, el cómo y dónde lo desempeñas, puede no serlo.
Vocación
Es como una llamada que llevas dentro, algo que te interesa poderosamente, una actividad cuyo desempeño te llena y te entretiene. Así mismo, te interesa saber más, actualizarte y estar en activo porque, literalmente, te apasiona.
En el día a día del estudio estamos en constante contacto con emprendedores, autónomos y profesionales liberales. He podido conocer a vendedores vocacionales, psicólogos vocacionales, intérpretes vocacionales y médicos vocacionales. También he conocido consultores fantasma, emprendedores cantamañanas y profesionales desorientados. Entre uno y otro la diferencia de enfoque vital es abismal y, por lo tanto, los resultados al final del día cambian considerablemente. Te los enuncio:
En constante evolución versus Me muevo a donde van otros
Los vocacionales nunca se rinden, de hecho, su verbo preferido es reinventarse
Intereses personales e íntimos versus Qué están haciendo los demás para copiarlo
Los vocacionales buscan dentro porque saben que el talento original y único acaba prevalenciendo sobre la copia llana.
Visión estratégica versus Visión superficial
Los vocacionales diseñan un camino para llegar a algún sitio. Pueden equivocarse constantemente y cada fracaso lo convierten en una evolución y un paso adelante.
La profesión es aquello que hacemos, la vocación es aquello que amamos. Los vocacionales nos sentimos atraídos por otros vocacionales. Conocemos sus batallas y empatizamos con sus derrotas porque nosotros también estuvimos allí.
Si aún no sabes si tu profesión es tu vocación, te dejo tres reflexiones para que puedas deducirlo:
- Tu motivación personal frente a un encargo está por encima de la remuneración económica.
- Siempre aprendes, evolucionas y creces. No importa lo pequeño que sea el proyecto, tú siempre le sacas partido.
- Has intentado dejar tu profesión y cambiar de rumbo y siempre, después de muchas peripecias, has vuelto.
Mi profesión es desagradecida y estresante. Las canas y la edad juegan en contra y mantenerse actualizado es a veces difícil de gestionar con tres hijos pequeños. He intentado dejarlo, quise ser profesora de yoga, diseñadora de ropa y hasta he probado dar cursos en empresas y organizaciones… Esos caminos alternativos que he cogido solo sirvieron para darme cuenta que amo mi profesión y que es mucho más que mi fuente de ingresos. He aprendido que cuando tu profesión es tu vocación eres indestructible.
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