BLOG | Estrategia, diseño y comunicación visual
Ecosistema visual, allí donde existes y eres memorable
El ecosistema visual es tu rango de existencia y de acción. Es tu mundo visual, el que reconozco de ti y aquel que proyectas a los demás. Tu ecosistema visual forma parte de tu comunicación y entenderlo te permitirá actuar de forma consciente sobre él y aquello que proyectas.
El concepto de ecosistema visual lo he empezado a usar desde que soy profesora consultora en la Universidad Oberta de Catalunya, porque me parecía importante analizar el ecosistema visual de tu competencia para poder definir el tuyo y el de tu proyecto. Al ser un concepto que he ido usando a lo largo de estos meses, me ha faltado hacer un inciso inicial que es definirlo para poder entender de qué estamos hablando.
1. Un ecosistema conjuga diferentes elementos que se relacionan
En el caso de un ecosistema visual los elementos que entran en juego van desde lo obvio hasta lo sutil. Cuando determinas el alcance de tu ecosistema observarás el logotipo que te identifica, las aplicaciones gráficas o tus comunicaciones comerciales como aspectos más visibles y obvios. Tu ecosistema está también compuesto por tus redes sociales, la foto que usas en cada una, las publicaciones que emites, los temas que tratas, el tono que usas. En tu ecosistema visual todo cuenta porque, aún no partiendo de lo visual, todo lo que hacemos acaba creando una imagen en la mente de los demás y esa imagen es el resultado de la interacción de los elementos en nuestro ecosistema.
2. Entre los elementos las relaciones dan resultados
Una vez observas los elementos puedes empezar a tomar nota de las relaciones que hay entre ellos. Entender el ecosistema trata básicamente de tomar distancia y ver la gran foto de tu presencia visual, dónde está pasando y de qué manera se están relacionando los elementos que la componen.
3. Los ecosistemas son únicos así como tu proyecto es único
Muchas veces definimos nuestro ecosistema visual por lo que hace el vecino sin ponernos a pensar si es lo que de verdad encaja con nuestro proyecto o con nuestra propuesta de valor. Sin embargo un ecosistema debería anhelar ser coherente y estar cosido en todos sus flecos, porque eso será lo que haga que sea diferencial. Para ello es importante reflexionar antes de hacer, no copiar y tomar decisiones personales y adaptadas a ti y a tu proyecto.
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4. Modificando una variable se modifica el ecosistema
La interacción que estás creando está dando unos resultados únicos que pueden modificarse moviendo las variables. Muchas veces hemos decidido abrir perfiles sociales sin de verdad pensar si allí está nuestro target. En otros casos equivocamos el tipo de comunicación que estamos emitiendo en ese canal social por no plantear una relación sólida entre mi propuesta de valor y como la transmitiré a mi público.
El ecosistema visual es solo una manera de explicar tu presencia visual, aquella física, digital, diseñada y espontánea. Todo tu proyecto es ya un ecosistema. Lo observamos para situar en qué consisten esos elementos y como podemos mejorar las relaciones entre ellos para que tu proyecto se sitúe por encima del resto. Se trata de optimizar recursos, de que el esfuerzo que inviertas tenga un sentido y de que esté orquestado de una manera coherente. Se trata de que ganes visibilidad por ser coherente y no por hacer ruido digital. Hay un mundo de diferencia entre el ruido digital (emitir cuantas más comunicaciones mejor) y la estrategia digital. El ruido requiere una ingente cantidad de recursos para existir, hay que producir comunicaciones constantemente. La estrategia, en cambio, funciona al contrario ya que sintetiza tus objetivos y los alinea a acciones. Dentro de una estrategia las acciones tienen un sentido, que cuadran con el resto de variables del ecosistema. La estrategia es la optimización del tiempo y del esfuerzo por definición.
El ecosistema visual puede nacer y reproducirse espontáneamente, sin que pienses demasiado en él, ya que es un ente que existe más allá de tu voluntad. Sin embargo, reflexionar sobre él y diseñarlo te permite crear un proyecto con unas bases sólidas de comunicación, un proyecto que es diferencial y que tiene voz propia.
Muchas veces nos creemos que podemos hacerlo todo, sobre todo los autónomos o las pequeñas empresas. Las ideas y la estrategia son intangibles por los que cuesta pagar y son esos activos los que hacen que un proyecto sea más coherente que otro. Esto pasa en la arquitectura, por hablar de un campo que no sea la comunicación visual. Cuando una casa está pensada por un arquitecto, no hay parches que agregar al diseño original y de hecho, la propuesta original es un gran lienzo en blanco, coherente y con personalidad sobre la cual tu simplemente tienes que ubicar tu vida. Todo está pensado al detalle y hasta un cuadro que agregues o un mueble que te falte entran a la perfección. Cuando los espacios se reforman sin la supervisión de un profesional (por ahorrarse ese coste) suele pasar que son espacios informes, que crecen hacia cualquier lado y sin criterio. Espacios que no tienen personalidad, ni voz, ni un sentido.
Si esto que te explico lo puedes ver en una vivienda, imaginalo en tu proyección visual. Se nota (y mucho) en este mundo hiper-competitivo cuando hay thinking detrás y cuando no. El resultado global es completamente otro.
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