BLOG | Estrategia, diseño y comunicación visual
¿Cómo comunicar a buen ritmo sin morir en el intento?
Hace algún tiempo una empresa se dedicaba simplemente a lo que sabía hacer e iba perfeccionando ese servicio y ese producto, sin ocuparse de nada más. Lo vi en la generación de mis padres en que el abogado era abogado (y no gestor de redes sociales o emprendedor legaltech), el que hacía barcos sabía de su oficio y trataba con planos, materiales, estructuras y el ingeniero de turno (no se dedicaba a publicar en LinkedIn sus proyectos). Eran tiempos de una sola cosa a la vez, que ahora nos suenan a chino básico.
Es verdad, me estoy remontando a los años 80-90 del siglo pasado y sé que es una eternidad, pero creo que necesitamos volver al ritmo de una cosa por vez si no queremos morir de comunicación, de empacho de redes sociales, de hipertrofia de publicar porque necesitamos likes para sentir que nuestro proyecto existe.
Las redes sociales son tus aliadas y están a tu servicio. En el momento en que te esclavizan ya no sirven, porque están creando una dinámica que no es sana ni sostenible y, lo peor de todo, que no ayuda a comunicar de verdad.
¿Qué entiendo por comunicar de verdad?
Sin lugar a dudas no es pasar por ahí y colgar algo porque sino el silencio es invisibilidad. Comunicar es tener algo que decir que valga la pena ser escuchado, no es hablar porque ahora toda hablar y hacer ruido.
Los budistas dicen que deberíamos pensar antes de hablar y hacernos las siguientes preguntas: ¿es verdad? ¿es útil? ¿aporta algo? Si no respondes que SI a estas tres preguntas, entonces lo que tienes para decir no vale la pena que lo digas.
Esto es aplicable a comunicación interpersonal y a marcas porque detrás de una marca y de un negocio hay personas (que son las verdaderas destinatarias de nuestros mensajes).
Hoy necesitamos muchos impactos porque nos enfrentamos a un usuario distraído, con mil cosas en la cabeza y con mil inputs que compiten con tu producto, con tu servicio, con tu mensaje, con tu anuncio en Google, con tu banner e incluso con tu mensaje de WhatsApp. Es por eso que la comunicación hoy día es como un elefante hambriento que necesita comer, comer, comer y comer para poder existir. Digamos que vivimos en la hipertrofia de la comunicación. Se ha hecho grande (necesitamos muchos impactos) y por tanto consume muchos recursos (tanto tiempo como dinero porque ya es inviable que quien dirige un emprendimiento pueda también llevar sus redes sociales, las campañas de newsletter y todo lo demás que necesitas para estar ahí y hacer que el proyecto esté vivo y comunicando).
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¿Cómo enamorar con la comunicación de tu marca?
Acepto expresamente que apuntándome y enviando mi email, los datos personales facilitados pasarán a formar parte de un tratamiento de datos del que es responsable RUIZ STINGA STUDIO de acuerdo con el Reglamento General de Protección de Datos, con el fin de suscribirse a nuestra newsletter. La base jurídica para este tratamiento reside en su consentimiento. Los datos se mantendrán hasta que nos haga llegar su voluntad de darse de baja en cualquier momento. Le recordamos que puede ejercer los derechos de acceso, rectificación, supresión de sus datos, así como otros derechos y ampliar esta información en nuestra Política de Privacidad.
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01. Decide cuáles serán los canales adecuados
Que es necesario comunicar es una verdad sobre la que todos y todas estamos de acuerdo. Un proyecto solo existe si se comunica, si no es invisible. Sin embargo, comunicar no es hablar sino diseñar eso que tenemos para decir y hacerlo de manera de no aburrir, de sorprender y de crear una conexión con ese usuario porque le ofrecemos valor.
Comunicar debería ser una tarea creativa y debería sorprender primero a quien está comunicando. Si estás redactando una newsletter que a ti no te sorprende, no la envíes porque esa es la energía que recibe tu receptor. Comunicar es un arte y hay que estar con las estrellas alienadas para comunicar con gracia.
Una marca existe en el imaginario de un usuario, pero para llegar allí antes se la habrá “topado” en algún sitio. Este primero sitio en donde se hace el primer impacto es el canal en donde esa marca habla. Cuantos más canales, más impacto, pero también más costes asociados. Es por eso que un consejo que nunca falla es: empieza por una red social, dinamízala no solo hablando sino interactuando y luego pasa a una segunda red social una vez tengas esta por la mano. Es mejor centrarse en un único canal muy bien trabajado que en muchos descuidados. El impacto de marca es completamente diferente en ambos casos.
02. Participa en ellos, no se trata solo de hablar sino de interactuar
Las redes sociales pueden traerte grandes encargos, no te digo que no porque conozco historias alucinantes de primera mano. Los títulos de crédito de la serie “Solo asesinatos en el edificio” de Netflix vienen de la mano de Laura Perez Granel, una ilustradora valenciana que gracias a su cuenta de Instagram, ha logrado ser visible para quienes han tenido que escoger a la persona encargada del diseño visual de los mismos. Es útil estar porque es una ventana desde donde te visibilizas, pero no todo empieza y acaba allí ya que las redes necesitan que pongas de tu parte y que interactúes.
Yo soy muy fan de LinkedIn porque la encuentro una red social con la que aprendes y te enteras de eventos, congresos o webinars alucinantes. Esta sí que es una red social en donde tu participación puede permitirte estar en la misma sala virtual de alguien que podría estar interesado/a en lo que tienes para ofrecer. El solo hecho de estar compartiendo ese espacio virtual acerca mucho las posiciones y crea una afinidad muy potente. Las redes nutren tu proyecto pero también necesitan de tu presencia para que las impregnes de esa sensación que detrás hay una persona y no un robot que publica y repite, publica y repite, publica y repite.
03. Crear el hábito es muy parecido a ir al gimnasio
El hábito de publicar, como el hábito de crear contenido, como el de tener algo que enseñar es una habilidad que puedes entrenar. En el estudio Ruiz Stinga desde la pandemia nos hemos tomado la newsletter en serio, porque nos dimos cuenta que es un hilo que mantiene el vínculo y que te mantiene presente en la mente de tus clientes, seguidores, audiencias y demás. Hace tan solo 5 años no teníamos la necesidad de ofrecer contenido de calidad ni de liarnos con estrevistas o podcasts que aporten valor. Sin embargo, ahora creemos que una forma de destacar tu propuesta de valor es aportando algo más que simplemente cogiendo encargos y haciendo lo que el cliente te pide. La newsletter nos ayuda a ser pro-activos, a crear tendencia y a comunicar que estamos actualizados y que nos mantenemos activos.
Ahora bien, como todo, es un hábito nuevo que hemos tenido que adoptar. De cero newsletter a tener una cada tres semanas e intentar dar valor en cada una, no es tarea fácil y hay mucho camino por recorrer para que quede en una buena idea, pero mal resuelta.
¿Nuestro secreto? Hacerle lugar en la agenda del estudio y priorizarla como un encargo más.
04. Mantén el ritmo
A veces lo más difícil de mantener el ritmo es que nos quedamos sin ideas muy pronto. Acompañamos a C-Doc, una empresa de gestión documental en el desarrollo de su newsletter y una de las cosas que casi siempre nos comenta es a ver hasta cuándo seguimos teniendo ideas nuevas para seguir sorprendiendo a sus audiencias.
Mantener el ritmo es uno de los desafíos más grandes ya que lo habitual es empezar con mucho ritmo e ir perdiendo fuerza (e ideas) por el camino. Para evitar el desgaste por falta de inspiración, es recomendable definir un territorio de marca que le de alas a la comunicación y que la haga diversa, entretenida y sorprendente. Recuerda que la comunicación debería sorprenderte primero a ti para asegurarte que realmente es impactante.
Si la comunicación de tu proyecto se está convirtiendo en un elefante hambriento y desaforado que ya no sabe qué come ni por qué, podemos ayudarte a poner orden y a comunicar con pausa. Creemos que la comunicación bien llevada es el arma más potente de un emprendimiento y la buena noticia es que ya no necesitas grandes oficinas ni despachos grandilocuentes. Los mejores emprendimientos tienen un buen producto y una comunicación que les hace honra.
¿Quieres poner orden a tu comunicación? Estaremos encantados de ayudarte a dar este paso decisivo.
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